domingo, diciembre 01, 2013

ACTUACION INOLVIDABLE

Empezamos el mes de Diciembre, justo  con Adviento, y después llegara la Navidad, con la alegría de reunirnos con toda la familia que viene de lejos, días muy ajetreados para mí, pero me compensa, el poder disfrutar de los seres que mas quiero en esta vida.
Sigo con mi bella historia, llegamos a la plaza de toros, a la hora convenida, empezamos a probar la megafonía, y todo estaba perfecto, se oía mi voz, y las guitarras por toda la plaza (eran dos guitarras, mi guitarrista habitual Quintana, y Andrés un joven guitarrista que llevamos en el grupo.) A nosotros  nos colocaron al lado de la presidencia, y  justo enfrente, se encontraba la Banda de musica. A las 4,30 empieza la corrida, en primer lugar sale el rejoneador, y cuando empieza con la faena, justo después de poner  banderillas, empiezo a cantar el fandango, (fandango es un palo del flamenco) la letra de este fandango, la escribí expresamente para el y su caballo, después debería seguir tocando la Banda de música, pero  tanto le gusto mi forma de cantar que haciendo una señal con la mano, ordeno que siguiera cantando yo, y así igualmente, los tres  toreros siguiente, por que Sergio Marin que era el homenajeado, prefirió que durante toda su faena cantara yo en vez de la Banda, para el, yo  tenia preparados varios temas personalizados, y todos los agote, pero lo mas fantástico, ocurrió cuando le llego el turno de torear a Antonio Nazare torero sevillano,   durante  su faena empiezo a cantar, canto un solo fandango, como estaba previsto, seguidamente empezó la Banda a tocar y con la mano dio orden  para  que la Banda de música dejase de tocar, y con la espada que llevaba en se muleta para llegado el momento matar al toro, levantando esa espada, y mirando hacia arriba, donde nos encontrábamos, me dio la  orden de que siguiera cantando, yo estaba alucinando no me creía que me estuviera pasando esto. Cante varios fandangos,  unas sevillanas, y las  bulerias de Alfileres de Colores, de Miguel Poveda, no podía entender ni comprender que la plaza estuviera aplaudiéndome a mi, y gritando ¡ole ole ole!  Lo supe porque me miraban a mí, y me decían cosas  bonitas, difícilmente de olvidar mientras yo viva y tenga mi cabecita en condiciones. Cuando el torero, termino su faena y dio muerte al toro, el publico recompenso toda su valía y arte a raudales y pidió las dos orejas, finalmente dio la vuelta al ruedo, y cuando paso a la altura nuestra me tiro, o mejor dicho me regalo una oreja. Continuara…………Saludos

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